LA PERSPECTIVA DE GÉNERO

En esta lectura de Teresa Moure, publicada el pasado año 2021, llamada Lingüística se escribe con A. La perspectiva de género en las ideas sobre el lenguaje, se tocan varios aspectos sobre la perspectiva del género en el mundo del lenguaje que considero muy interesantes de comentar. Posteriormente, no mostraré mi punto de vista sobre el texto en completo, sino que me centraré en los puntos que más han llamado mi atención. Principalmente en los principios de esta lucha y la visión de los académicos sobre el uso del lenguaje. 

Es esencial saber que las pioneras dentro de este movimiento de depuración del mensaje fueron mayoritariamente desconocidas, es decir, las activistas luchaban de forma anónima. Las lenguas se consideraban inocentes y se consideraban mecanismos inocuos y sin ningún trasfondo machista. Ellas, las feministas, fueron las primeras en reflexionar sobre los términos usados en el día a día y su verdadero significado. A partir de trabajos, como el de Robin Lakoff, lograban hablar sobre una ética lingüística   en contra de los usos lingüísticos retrógrados de esos tiempos. 

Otro tema estrechamente relacionado con el texto, y clave teniendo en cuenta que estamos estudiando el mundo de la sociolingüística, es la perspectiva de los académicos respecto al tema del género. Una cita que considero a destacar es “Las sociedades pueden ser sexistas, pero las lenguas no” (pág. 203).

Este extracto logra mostrar la visión de muchos lingüistas, que excluyen al lenguaje como parte del problema a tratar. Sin embargo, considero que el lenguaje es un claro espejo de nuestra sociedad. La forma en la que transmitimos nuestras ideas dice incluso más que el mensaje por sí solo. Las lenguas reflejan y perpetúan los roles de género y las desigualdades existentes a través de su vocabulario o de su gramática. Por ejemplo, destaco especialmente la forma en la que acuden los gramáticos a la etimología del lenguaje, pero siempre de la forma que más les conviene para justificar su discurso. 

Por lo tanto, aunque las lenguas no son responsables directas de este problema, sí que pueden ser utilizadas como herramientas para desafiar y cambiar las normas presentes, logrando un comunicación más inclusiva. Pero para ello, es importante reconocer el poder del lenguaje en la construcción y la reproducción de las relaciones de género, así como el papel que tienen los lingüistas y las academias para ayudar a conseguir la igualdad y un cambio en la sociedad.