LOS LÍMITES DEL HUMOR
El debate de la pasada clase de sociolingüística, me hizo reflexionar sobre el humor negro y sus límites; el discurso de odio, comentado en el anterior post, y el uso del humor negro, están fuertemente relacionados entre sí.
Por una parte, teniendo en cuenta sus puntos positivos, el humor negro logra, a partir del mensaje provocativo, conseguir la risa de una manera muy efectiva. Este tipo de humor se basa en temas tabú o muy controversiales, como la muerte, la raza o el género. Normalmente, implica abordar estos temas de una manera irónica y sarcástica para conseguir la risa entre el público, no como forma de dañar.
Sin embargo, por otra parte, el humor negro también puede llegar a ser ofensivo para el público, en vez de gracioso. Esto ocurre ,especialmente, cuando se usa el humor para burlarse de personas o de un grupo específico, escondiéndose en que es todo de broma. Es importante tener en cuenta el contexto y la audiencia a la hora de emplear este tipo de humor, y ser consciente del impacto que puede llegar a tener. Por ejemplo, en clase se nombró al cómico Juan Dávila. Su espectáculo se basa en interactuar con el público y podría decirse que meterse con ellos. Hoy en día es uno de los cómicos más reconocidos en España, vendiendo las entradas de sus shows en horas desde su salida. En una entrevista que leí recientemente dice que “El límite del humor es la risa del público”.
Link a la entrevista completa: https://www.diariodesevilla.es/entrevistas/entrevista-juan-davila-actor_0_1722429794.html
No me encuentro de acuerdo con este titular, ya que aunque haya una risa generalizada, igual alguien dentro de ese público se encuentra ofendido. También es cierto, que es muy importante el contexto, ya que la gente que acude a sus espectáculos ya sabe cómo funciona su humor. Desde mi punto de vista, creo que el humor negro funciona como un arma de doble filo, tanto efectiva como problemática. Sirve para explorar temas difíciles y desafiar las normas sociales, pero es muy importante saber usarlo con cuidado y empatía hacía quienes puedan verse afectados por la broma. Lo esencial es no dañar a nadie, porque para mi el humor termina cuando ya no hace gracia, sino que ofende al otro.

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