DILEMA DE LA PERSONA PRISIONERA
En la primera partida, nos encontramos enfrentados con la decisión de cooperar o traicionar a nuestro compañero. Con la incertidumbre sobre la acción de la otra parte, los dos grupos optamos por la estrategia de culpar al otro, en un intento de minimizar nuestras propias consecuencias. Sin embargo, ambos equipos fuimos culpados con 5 años de cárcel. En la segunda partida, por el miedo de ser culpados por el otro equipo, seguimos el mismo patrón, con los mismos resultados. Esto me hizo reflexionar sobre que en situaciones de incertidumbre o duda, solemos tender a priorizar nuestro propio interés. Por el contrario, en la tercera partida, como la profesora nos dijo que podíamos hacer una cuarta y última elección, hubo un cambio en nuestro comportamiento. Con esto decidimos cambiar de estrategia y confiar en que el otro equipo hiciera lo mismo, como pasó en las anteriores ocasiones. Con el beneficio de la experiencia previa y quizás una mayor confianza en la cooperación mutua, ninguno culpó al otro. Esta elección estratégica resultó en un resultado más favorable para ambos, ya que evitamos la larga cadena por tan solo 6 meses en prisión.
Por mi cabeza durante el juego, tanto el culpar como el callar no paraban de pasar por mi mente. A todos nos pasaba un poco lo mismo, sabíamos que una actitud individualista podía beneficiar a nuestro grupo, pero no era la mejor solución para todos. Un tema que replanteamos varias veces durante el ejercicio, fue el hecho de que no sabíamos quienes eran los que estaban en el otro equipo: si eran nuestras familias, amigos, enemigos, o simples desconocidos. Todo este dilema nos desafía a reflexionar sobre nuestras tendencias y considerar cómo nuestras decisiones individuales pueden influir a un colectivo. El último tema que me gustaría tocar es la forma en la que lo colectivo también afecta a lo individual. Centrándonos en un caso concreto relacionado con la lengua, se me viene a la mente varios niños de mi colegio que en sus casas siempre hablaban en gallego, pero que sin embargo yo en el colegio nunca les escuché hablar este idioma, sino que siempre usaban el castellano. Me parece un claro ejemplo de como la sociedad o nuestro alrededor afecta e influye a todos los individuos. Por lo tanto lanzo una pregunta al aire. ¿Verdaderamente tomamos decisiones individuales, o al estar influenciados, todas nuestras respuestas en cierta medida son colectivas?

Comentarios
Publicar un comentario